Imperio Ruso

El régimen zarista, desde hace siglos, tiene sometido su vasto territorio a una obediencia total. A pesar de la esclavitud y la servidumbre de estas pobres almas, nadie se atreve a enfrentarse a la familia del Zar y reprochar su absolutismo.

 

Rusia había salido perdiendo del Congreso de Viena. No había sido compensada como debía, algo que le pesa al Zar. El soberano mira con celo la libertad de los lituanos. Pero sus necesidades expansionistas han quedado en segundo plano con la llegada de las largas nevadas, que han dejado sin alimentos a Europa. La hambruna ha generado una gran tensión dentro del Imperio. Tras la desastrosa guerra con el Ducado de Lituania, y perder San Petersburgo a manos de los suecos, el Zar ha decidido elegir solo a unos pocos fieles para que sirvan a su causa.

 

Los hijos de los nobles han sido los elegidos.

 

Rusia se había ido trasformando, con el paso de los años, en una de las grandes sedes de la cultura. Tras la caída de Napoleón, la actividad cultural ha vuelto a la nación más grande del mundo. Los hijos de los aristócratas rusos se han convertido en una élite culta, refinada y adelantada a su tiempo. El Zar busca, con su nueva política, aprovechar este talento para la defensa y expansión del país.

 

En los últimos años se ha multiplicado el número de familias acaudalas, lo que ha llevado al Zar a conceder títulos nobiliarios a todos los ricos fieles a su causa. Con ello, ha aumentado, considerablemente, la cantidad de reclutas nobles incorporados a su nuevo ejército.

Mientras que el ejército tradicional ruso está debilitado por las bajas sufridas por la guerra, el frio la falta de armamento, estos nuevos comandos poseen un equipamiento sofisticado y elitista. Rusia ha enfocado el trabajo de todos los ingenieros al servicio de la corte en la mejora del material bélico, preparando un futuro expansionista.

 

Han pasado los meses. Hay cientos de grupos de nobles. Sus mayordomos los acompañan, cargando sus pertenencias. Estos sirvientes, en combate, quedan relegados al papel tiradores, proporcionando fuego de cobertura a sus jóvenes amos. Cada vez más jóvenes quieren vivir aventuras y viajar por todo el continente, realizando misiones secretas. Muchos sueñan con vivir la gloria de un guerrero; o simplemente dormir en el Louvre, admirando las obras de arte que aún no están en el Hermitage, el museo que algún día recuperarán….

 

Pero todos los sueños pueden acabar en pesadilla.


Tropas

Los nobles rusos son tropas bien adiestradas, tanto en combate, como en disparo. Sus protecciones ligeras permiten que sean combatientes hábiles, y los fusiles que portan son la envidia de toda Europa. Aun así, por mucho que disparen, maten y consigan ganar, son nobles. Bajo su magnífico equipo, y caros ropajes, solo hay jóvenes ricos y malcriados: no pueden evitar huir en cada batalla, cuando las cosas se complican. No son soldados curtidos en una larga campaña.

 

Siguiendo a estos jóvenes al campo de batalla, marchan sus fieles mayordomos. Son sirvientes que han acompañado a los nobles durante toda su tutela, desde su más tierna infancia. Morirán por ellos, si es preciso. Otras veces, su misión es volver a casa para informar a la familia, si su hijo pereció de una manera horrenda. Normalmente portan ametralladoras, armas pesadas que les impiden avanzar con velocidad a través del campo de batalla. Pero ellos lo prefieren así: buscar un lugar con cobertura, buena visión y disparar hasta que la misión acabe.

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