Pese a que había pasado un día, la sangre estaba por todas
partes, algunas manchas estaban secas, otras aun formaban charcos…En las
tierras de Acheron la muerte era eterna y nunca conseguía tener paz, algo por
lo que parecía ese lugar el mismísimo fin del mundo: el clima, las ruinas y los
muertos vivientes, una locura de la que todos querían salir cuanto antes.
En general el ambiente era raro, los líderes de Acheron que
presenciaban el evento estaban frustrados por la pérdida tan rápida de su banda. Entre ellos seguía estando el invitado anónimo, el cual había parado de
escribir sus anotaciones para presenciar otro gran combate, uno que se antojaba
rápido y violento.
Los orcos estaban furiosos, no se les estaba tomando enserio, ellos tenían que ganar el evento como fuese para hacerse notar,
necesitaban ir a Cadwallon para matar a los Alquimistas, los cuales en este evento por desgracia habían perecido antes de lo previsto contra los Semielfos. Aun así debían
ir a Cadwallon y arrasar en la competición, pero antes tenían un enemigo en
frente, unos extraños seres… ¡Demonios!
La realidad era bien distinta para los Drunes, ellos se
encontraban a gusto, aunque habían demostrado poco en el combate contra Cadwallon, los Formor estaban deseosos de bañarse en sangre de nuevo, su
naturaleza buscaba eso, muerte y sufrimiento del enemigo.
Un cruce de miradas se antepuso al comienzo del combate,
pero rápidamente se posicionaron, con algo de lentitud se arrastraron como
pudieron por el asqueroso terreno lleno de sangre y algunos restos. Los orcos
estaban bien organizados e irían directamente a por su objetivo real, acabar
con la pareja de Formors antes de que pudiesen usar cualquier treta de las
Tinieblas.
Con el primer contacto, los chacales se lanzaron de lleno a
por los Formors que aun estaban distraídos con la sangre…El público al ver esa emoción
empezó a vitorear de forma extraña y tenebrosa a los orcos, estos
intercambiaron varios golpes con los Formors, pero ambos combates no obtuvieron
nada en claro, todo seguía igual.
En el segundo lance, los Formors lanzaron varios golpes y
tras un buen intercambio de brutales espadazos y hachazos, uno de los Formors aguantó mientras su cuerpo intentaba regenerase poco a poco, pero el pecho lo tenía
abierto por la mitad…No tuvo tanta suerte el resto de combatientes, ya que el
Formor que yacía decapitado en el suelo había atravesado antes la garganta del
chacal y su compañero orco había muerto intentando rematar al Formor herido,
todo un cruce de golpes mortales.
Los asistentes se quedaron bloqueados, había sido todo muy rápido
y no sabían como aceptarlo, algo que derivó en algunos abucheos en contra de
los Drunes al ver que el Formor que caminaba con seguridad hacia el ballestero
orco podría acabar el evento pronto.
Aun así, los espectadores volvieron su mirada en el combate
desigual entre el muerto viviente y el orco, el piel verde había lanzado un mazazo
brutal al enemigo que lo había desmontado casi por completo, pero este volvió a
levantarse de una manera casi milagrosa y lo miró fijamente, el orco no sabía
con que más golpearle, por lo que la duda lo dejó vulnerable unos segundos en
el que aprovechó el muerto viviente para levantar lentamente su hacha y bajarla…El
orco tardó mucho en reaccionar y su cráneo fue partido por el arcaica arma.
Todo ocurría muy deprisa, los cadáveres eran numerosos y no habían
pasado muchos minutos desde el inicio del combate, el ballestero temblaba con
su arma en presencia del Formor, el cual le había intentado cortar en dos con
su tenebrosa espada, pero este había reculado y se salvó gracias a su viejo
casco. Por un momento el estúpido orco sacó valor de algún sitio y lanzó un
ataque desesperado en un acto de valentía o de estupidez…Pero sorprendentemente
el punzón de su ballesta atravesó la dura carne del Formor, el cual tardó en
caer unos segundos más.
Este significativo acto explotó en una oleada de vítores y
risotadas, animando al orco a terminar el trabajo frente a un desgastado muerto
viviente. El orco sonrió, se sentía con
fuerza, no dudo, cargo de nuevo la ballesta y mientras el Drune avanzaba
lentamente arrastrando su hacha, un virote atravesó su pecho dejándolo sin
existencia terrenal.
Jamás el ballestero orco se había visto en una situación así,
miembros de su equipo olvidaron a sus compañeros heridos y fueron directamente
a mantear al héroe, había salvado una situación que se había complicado mucho,
con todo en contra un simple ballestero sin puntería había acabado con dos
rivales más poderosos que él.
El encapuchado soltó una risotada silenciosa en el interior
de su sombreada figura, este desenlace no se lo esperaba y le agradaba que
pudiese contar con unos orcos eufóricos en Cadwallon, tal vez podría aprovecharlos
como aliados…Quizá toda la información que llevaba recabada en estos días infiltrado
debiese tomarse en serio, pues necesitaba un plan para prevenir los planes de sus
enemigos.
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