2º ronda del Torneo de las Siete Finales: Devoradores vs Grifos



La situación en Cadwallon se había relajado, ya no había tantos milicianos por las calles, Als estaba seguro que algo podría ocurrir pero el Duque y sus asesores habían decidido no dar tanta importancia a los "rumores", algo que irritaba mucho al Alahan. Aun así el seguía investigando junto a sus hombres, esta vez tuvo una reunión secreta en la entrada de uno de los túneles que accedía a las catacumbas.

-Bienvenido señor Als.-dijo una voz tranquila entre las sombras.
-Hola... ¿puedo verle para poder hablar mejor con usted?-comento Als con titubeos, ya que no se sentía muy a gusto en la oscuridad.
-Tranquilo, iré directo al grano, tenemos información que demuestra que un grupo de Alquimistas ha entrado en la ciudad de forma ilegal, este grupo está preparado para atentar el día de...
-¿Alquimistas? dígame algo que no hayamos oído antes.-interrumpió bruscamente Als.
-Señor, llevamos unas semanas buscando este grupo por las alcantarillas, pero solo hemos visto su rastro, nunca hemos dado con ellos, aun así tenga presente que estaremos cerca cuando asalten el Foso.-Termino de trasmitir su información y se dejó ver por la luz, se trataba de un templario de la Logia de Hod, no tenía buen aspecto estaban acostumbrados a vivir como vagabundos y este hombre no era una excepción.
-Gracias...Espero que así sea y nos veamos cuando empiece la tormenta.-contesto fríamente Als al ver su rostro, no quería tener mucho trato con lo que sus compañeros del Grifo tachaban en muchas ocasiones como traidores al Imperio.

La tarde comenzaba y Als se ubicó en una esquina de las gradas como hacia siempre, Durak se encontraba en el otro extremo y al verlo le hizo un gesto para saludarlo, veríamos otro espectáculo supuestamente tranquilo...


El combate empezó, los Grifos se quedaron aguantando la posición frente a la manada de Devoradores que se acercaban con grandes saltos, una vez se acercaron a su zona de seguridad los templarios atacaron con firmeza a las grandes criaturas. Su intercambio de golpes no fue muy contundente hasta que el inquisidor avanzó y clavó su espada en el estómago a uno de los Voraces que empezó a sangrar de forma continuada mientras retrocedía, las tropas del Imperio empezaban bien.



En pocos minutos el Voraz herido fue rematado por los dos Grifos, pero el cazador Devorador lanzó su estrella y golpeó con dureza el casco de uno de los templarios más cercanos al inquisidor, el templario se tambaleó, pero se mantuvo firme, en el interior de esa armadura un hilillo de sangre caía entre el metal y la ropa. Los dos Grifos tomaron como objetivo al Devorador para acabar con él, sería un peligro si lo ignoraban.


Mientras el otro combate entre el Voraz y el templario seguía, ambos cruzaban golpes y de momento el Grifo aguantaba como podía, aunque tenía a su rival dominado por la cantidad de cortes que había recibido la bestia. Al lado se encontraba mal herido el fusilero, que no era capaz de apuntar bien hacia el cazador, la estrella que había lanzado el Devorador cazó desprevenido al humano cuando volvía hacia su lanzador y lo había dejado mal herido, no estaba seguro si podría dar cobertura a sus compañeros o aun peor...Si aguantaría hasta el final del combate.


El inquisidor avanzaba apresuradamente hacia el Devorador que empuñaba una extraña arma en lo alto de su brazo, pero eso no le hacía dudar ni un segundo, su posición de carga fue decidida y atacó al Devorador clavando su mandoble con facilidad ante una guardia desprotegida, la hiena que no se lo esperaba se dobló de dolor y solo pudo agarrar el filo de la espada del templario que venía detrás.


Los Devoradores se encontraban en una mala situación, esperaban con entusiasmo el intento de ayuda de algún miembro del público, pero por mucho que mirasen hacia arriba no encontraban una consolación que detuviese el dolor de las espadas. Tras caer finalmente el cazador, los dos Grifos fueron corriendo de nuevo hacia el Voraz que quedaba, ambos estaba sofocados por cargar con esas pesadas armaduras, pero no podían cesar en su intento de llegar a la final a toda costa, su compañero templario aguardaba la ayuda con impaciencia ya que estaba gravemente herido y aguantaba únicamente con su escudo.

El final estaba claro y el público solo aplaudió sin mucha emoción, el combate había sido más un despliegue táctico que una bonita pelea llena de acción y sangre, los Grifos habían dominado tácticamente en todo el momento y su disciplina marcial les había llevado al éxito frente a unas bestias desenfrenadas y cegadas por la sangre. Mientras que se retiraban del Foso, el inquisidor guardó su mandoble y con esfuerzo ayudó a levantarse al fusilero que se encontraba en cuclillas tiritando y agarrado con fuerza a su arma para mantener el equilibrio.

-Ya hemos acabado, ya hemos acabado, tendremos nuestra recompensa pronto y nos mediremos con quien tanto daño nos hizo en nuestra tierra.-comento en voz baja el inquisidor para tranquilizar al soldado herido.
-Sí señor, está claro que lo hemos conseguido y todo Cadwallon conocerá quienes son los mejores en esto...-respondió a trompicones el fusilero mientras avanzaba despacio por la tierra cogido de su líder.

En otro lugar se encontraba Als, se había aburrido durante el combate y se había dado una vuelta por el palco de autoridades, había contemplado un par de caras un poco intranquilas, pero el Alquimista estaba tranquilo, no cambiaba su rostro nunca, lo único que le había parecido raro es que los elfos no acudieran a esta cita, ya que eran aliados de los Grifos. 

-Humano, que busca con tanta inquietud- pregunto un goblin con aspecto de adinerado. 
-Nada en especial, solo vigilo que este todo en orden.-respondió Als con educación.
-Entiendo...aun así no veo que este muy enterado de todo lo que pasa por aquí, usted debería mirar más allá de los ropajes y las razas, no todas las alianzas significan fidelidad y eso lo debería saber usted de primera mano... ¿Recuerde las Casas Oscuras de Acherón?-termino el goblin con una risotada mientras se esfumaba entre la gente más alta que él.


Als contemplo el resto de su entorno de una manera diferente, la conversación con el goblin lo había dejado intranquilo, no podía ser el único que no conociese la verdad de lo que se estaba tramando en esa ciudad. Su mirada de frustración se cruzó con la del enviado Alquimista y los pelos se le pusieron de punta durante un segundo, si no hubiese gente hubiera sacado la espada para intentar matarlo, pero tanto civismo hipócrita entre enemigos le impedía vivir en un entorno real. 

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