-Bienvenido señor Als.-dijo una voz tranquila entre las sombras.
-Hola... ¿puedo verle para poder hablar
mejor con usted?-comento Als con titubeos, ya que no se sentía muy a gusto en
la oscuridad.
-Tranquilo, iré directo al grano, tenemos información
que demuestra que un grupo de Alquimistas ha entrado en la ciudad de forma
ilegal, este grupo está preparado para atentar el día de...
-¿Alquimistas? dígame algo que no hayamos oído
antes.-interrumpió bruscamente Als.
-Señor, llevamos unas semanas buscando
este grupo por las alcantarillas, pero solo hemos visto su rastro, nunca hemos
dado con ellos, aun así tenga presente que estaremos cerca cuando asalten el
Foso.-Termino de trasmitir su información y se dejó ver por la luz, se trataba
de un templario de la Logia de Hod, no tenía buen aspecto estaban acostumbrados
a vivir como vagabundos y este hombre no era una excepción.
-Gracias...Espero que así sea y nos veamos
cuando empiece la tormenta.-contesto fríamente Als al ver su rostro, no quería
tener mucho trato con lo que sus compañeros del Grifo tachaban en muchas
ocasiones como traidores al Imperio.
La tarde comenzaba y Als se ubicó en una
esquina de las gradas como hacia siempre, Durak se encontraba en el otro
extremo y al verlo le hizo un gesto para saludarlo, veríamos otro espectáculo
supuestamente tranquilo...
El combate empezó, los Grifos se quedaron
aguantando la posición frente a la manada de Devoradores que se acercaban con
grandes saltos, una vez se acercaron a su zona de seguridad los templarios
atacaron con firmeza a las grandes criaturas. Su intercambio de golpes no fue
muy contundente hasta que el inquisidor avanzó y clavó su espada en el estómago
a uno de los Voraces que empezó a sangrar de forma continuada mientras retrocedía,
las tropas del Imperio empezaban bien.
En pocos minutos el Voraz herido fue
rematado por los dos Grifos, pero el cazador Devorador lanzó su estrella y golpeó con dureza el casco de uno de los templarios más cercanos al inquisidor, el
templario se tambaleó, pero se mantuvo firme, en el interior de esa armadura un
hilillo de sangre caía entre el metal y la ropa. Los dos Grifos tomaron como
objetivo al Devorador para acabar con él, sería un peligro si lo ignoraban.
Mientras el otro combate entre el Voraz y
el templario seguía, ambos cruzaban golpes y de momento el Grifo aguantaba como
podía, aunque tenía a su rival dominado por la cantidad de cortes que había recibido
la bestia. Al lado se encontraba mal herido el fusilero, que no era capaz de
apuntar bien hacia el cazador, la estrella que había lanzado el Devorador cazó desprevenido
al humano cuando volvía hacia su lanzador y lo había dejado mal herido, no
estaba seguro si podría dar cobertura a sus compañeros o aun peor...Si aguantaría
hasta el final del combate.
El inquisidor avanzaba apresuradamente
hacia el Devorador que empuñaba una extraña arma en lo alto de su brazo, pero
eso no le hacía dudar ni un segundo, su posición de carga fue decidida y atacó al Devorador clavando su mandoble con facilidad ante una guardia desprotegida,
la hiena que no se lo esperaba se dobló de dolor y solo pudo agarrar el filo de
la espada del templario que venía detrás.
Los Devoradores se encontraban en una mala
situación, esperaban con entusiasmo el intento de ayuda de algún miembro del público,
pero por mucho que mirasen hacia arriba no encontraban una consolación que
detuviese el dolor de las espadas. Tras caer finalmente el cazador, los dos
Grifos fueron corriendo de nuevo hacia el Voraz que quedaba, ambos estaba
sofocados por cargar con esas pesadas armaduras, pero no podían cesar en su
intento de llegar a la final a toda costa, su compañero templario aguardaba la
ayuda con impaciencia ya que estaba gravemente herido y aguantaba únicamente
con su escudo.
El final estaba claro y el público solo aplaudió
sin mucha emoción, el combate había sido más un despliegue táctico que una
bonita pelea llena de acción y sangre, los Grifos habían dominado tácticamente
en todo el momento y su disciplina marcial les había llevado al éxito frente a
unas bestias desenfrenadas y cegadas por la sangre. Mientras que se retiraban
del Foso, el inquisidor guardó su mandoble y con esfuerzo ayudó a levantarse al
fusilero que se encontraba en cuclillas tiritando y agarrado con fuerza a su
arma para mantener el equilibrio.
-Ya hemos acabado, ya hemos acabado,
tendremos nuestra recompensa pronto y nos mediremos con quien tanto daño nos hizo
en nuestra tierra.-comento en voz baja el inquisidor para tranquilizar al soldado herido.
-Sí señor, está claro que lo hemos
conseguido y todo Cadwallon conocerá quienes son los mejores en esto...-respondió
a trompicones el fusilero mientras avanzaba despacio por la tierra cogido de su
líder.
En otro lugar se encontraba Als, se había
aburrido durante el combate y se había dado una vuelta por el palco de
autoridades, había contemplado un par de caras un poco intranquilas, pero el
Alquimista estaba tranquilo, no cambiaba su rostro nunca, lo único que le había
parecido raro es que los elfos no acudieran a esta cita, ya que eran aliados de
los Grifos.
-Humano, que busca con tanta inquietud-
pregunto un goblin con aspecto de adinerado.
-Nada en especial, solo vigilo que este
todo en orden.-respondió Als con educación.
-Entiendo...aun así no veo que este muy
enterado de todo lo que pasa por aquí, usted debería mirar más allá de los
ropajes y las razas, no todas las alianzas significan fidelidad y eso lo debería
saber usted de primera mano... ¿Recuerde las Casas Oscuras de Acherón?-termino
el goblin con una risotada mientras se esfumaba entre la gente más alta que él.
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