El viento del desierto golpeaba
continuadamente el rostro de Khasrhak, su mirada fija en la nada le mantenía
cuerdo, los monstruosos regalos de su dios hacían que su cuerpo no parase
quieto nunca, las pústulas no paraban de crecer y nuevas heridas se le infectaban,
eso a él no le importaba, solo le hacían gracia, porque la decadencia le
resultaba graciosa...
Corruptus se acercó junto a él, estaban en
los restos de una antigua fortificación, tragada por el desierto hacia
siglos...Las dos figuras ya se habían dicho lo que tenían que decirse y habían
demostrado lo que podían llegar a hacer, pero había algo que Khasrhak no se había
dado cuenta, Corruptus seguía molestando y no dejaría de hacerlo, por el
momento...Justo después de separarse del líder miró al nuevo rey pútrido con interés,
pensó que podría ser una herramienta útil.
Rápidos y silenciosos, apareció un puñado
de cultistas de Tzeentch de la nada e intentaron trepar la fortaleza y
asaltarla, su líder estaba indicando órdenes mientras lanzaba un proyectil que
no impactó. En el otro lado un grupo más variopinto de demonios y criaturas del
mismo dios se lanzó al ataque de las ruinas, los devotos de Nurgle esperaban
tranquilos, ya habían destruido varias veces a esa banda de desagradecidos y
esta vez aunque fuesen más no sería diferente.
El grupo liderado por el rey pútrido Khasrhak fue rodeado por ambos frentes y empezaron a caer unas cuantas tropas de
portadores, los reyes pútridos comenzaron a lanzar brutales ataques, pero se sentían
rodeados, hasta Corruptus se sintió agobiado por la envolvente presencia del
ogro demonio, el cual lo golpeaba sin piedad y comenzó a herirlo de gravedad.
Al ver la situación Khasrhak comenzó a
limpiar la zona alta de la fortificación, sus enemigos caían a su paso, hasta Allhox fue castigado por su enorme hacha. Aun así los momentos de
angustia seguían y los acólitos dejaron de perecer...Corruptus había caído a
manos del ogro, pero el nuevo rey pútrido había sido hábil y lo había
atravesado por la espalda con su enorme arma, pronto acudió al rescate de su líder
y Khasrhak lo miró con aprobación, parecía un buen seguidor.
Kaelh que estaba luchando contra un duro
guerrero del caos tuvo la desgraciada suerte de contemplar la situación que
posicionaba al nuevo rey pútrido por encima de él, notaba como Khasrhak luchaba cómodamente
a su lado y esa situación lo enfurecía, el quería seguir siendo la mano derecha
del líder, por lo que derribó del duro golpe a su oponente para lanzarse al
ataque del único superviviente.
Entre golpes el agotado guerrero del caos
que quedaba contemplo entre medias de la marea putrefacta y verdosa que era el único
que quedaba de su banda, no había ya restos ni de sus compañeros ni de Allhox,
no tenía fuerzas para continuar después del intenso combate, pero intentó continuar hasta que un golpe estancó su dubitativo pensamiento. Kaelh arrancó la cabeza del guerrero y la mostró frente a sus iguales, miró con rabia a su líder
para que mostrara un gesto de aprobación, pero este solo pudo reír de la situación,
una vez más salían líderes de aquella estúpida contienda sin sentido, sentía ya
cerca el fin.
Otro día más en los desiertos del Caos...otro día más resucitarían los valerosos guerreros para volver a luchar
en la eterna guerra entre dioses.
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