Algo extraño había pasado en el Viejo Mundo, en el seno del
Imperio una extraña tragedia había ocurrido, algunos habitantes de Hochland habían
desaparecido, pero sus pertenencias y tierras seguían intactas, los agentes del
Conde Elector rastreaban cada rincón de esas tierras en busca de alguna explicación.
Pero no fue hasta que el cazador de brujas Matthias llegó a la zona y encontró
el problema...Una grieta en la realidad había unido los dos mundos, el de la
disformidad y el real.
Tras semanas intentando buscar
cerrar esa grieta, magos traídos de todo el Imperio realizaban los hechizos
para evitar que entrasen demonios, si es que aún no habían entrado en el mundo
real...Pero una noche, un destacamento de guerreros del Caos apareció
de la nada.
¿Cómo podían haber atravesado
medio Imperio sin ser vistos?-se preguntaban los vigías que sufrieron una
masacre.
¿Acaso ya estaban en el
interior del Imperio?-se preguntó un último vigía antes de morir atravesado por
un espadón.
El destacamento del Caos pertenecía
al dios Nurgle, sus adoradores empezaron a invocar a hermanos demonios y de la
grieta salieron...portadores de la plaga y nurgletes, sus risas
resonaban en la noche mientras se podría el terreno a cada paso que daban en su
nuevo territorio.
El señor de las plagas sonreía,
después de infiltrarse por el Imperio con un pequeño destacamento el plan había
salido perfecto, los demonios irían saliendo poco a poco cada noche de la
grieta y podrían crear un territorio desde el interior del Imperio para
destruir a esos endebles humanos. Pero su cometido se frenó en seco cuando un
centenar de ojos lucieron entre los árboles que rodeaban la granja donde se había
aparecido la grieta. ¿Qué serian esas criaturas?-se preguntó con media sonrisa
en la esperpéntica cara.
Desde las entrañas del bosque apareció
un numeroso destacamento de skavens, !sí, ratas! aquellas criaturas habían
llegado hasta ahí por algún túnel en busca de poder, habían sentido el poder de la
grieta de disformidad y su líder, un vidente gris creía que podría controlar
aquella puerta al reino del caos y así absorber mucho más poder que cualquier vidente gris.
Con un chillido atacaron varios
regimientos a la vez, las ratas corrieron apresuradamente, mientras que los
adoradores de Nurgle se preparaban para la batalla, estos últimos no tenían
prisa, estaban disfrutando de la oportunidad de medirse en combate con algo
distinto a los humanos. Los skavens corrían ansiosos y veloces, pero se pararon
en seco, la imagen de los enormes paladines del caos, guerreros y demonios se
les heló la sangre como a sus archienemigos los hombres lagarto.
Miedo era lo único que sentían
las ratas mientras sus corazones latían de forma desmesurada debajo de sus
sucias armaduras, hasta los guerreros alimaña se pararon en seco, pocos fueron
los que intentaron entrar en combate, hasta que el vidente gris apareció detrás
de sus filas y con un movimiento de su báculo lanzó un potente hechizo, la
magia fluyó por sus manos hasta acabar en un rayo verde que salió del bastón el
cual produjo la aparición de miles de ratas que atacaron salvajemente todo lo
que encontraron. Algunos guerreros del Caos perecieron y amagaron con
retirarse, pero una mirada de su señor los reorganizo.
Algunas tropas skaven volvían a
estar más motivadas después de ver el poder de su líder, algunos como los
monjes de la plaga intentaban hacerse paso entre otros regimientos con sus ojos
enloquecidos, estaban poseídos por la furia asesina y no pararían hasta matar a
sus enemigos. Pero los combates fueron muy desiguales, los paladines
destrozaban con facilidad a las alimañas y los portadores machacaban a los
simples guerreros del clan, ni las ratas ogro era rivales para ellos.
Aun así, el vidente gris viendo
que los nurgletes se acercaban peligrosamente hacia él en un canto unísono de
extrañas risas, decidió cargar de magia su báculo y realizar un hechizo que
acabara con la mayoría de sus rivales. Su segundo intento fue terrorífico, le
rayo se cargó tanto en su báculo que rechinaba todo a su alrededor como si de
electricidad se tratase, pero algo salió mal...De sus rayos verdes apareció un
demonio gigantesco y le absorbió la mente, el skaven no pudo hacer nada, sus
ojos perdieron el color rojo y quedaron nublados como su mente.
Los skavens que luchaban a su
alrededor no sabían que ocurría, nadie había visto al demonio, pero su terrorífico
líder no realizaba acción alguna y los nurgletes empezaron a rodearlo...Todos
se paralizaron cuando el vidente gris fue despedazado, todos salvo los monjes
de la plaga y las ratas ogro que seguían luchando. Pero todo se acabó cuando
empezaron a huir poco a poco los regimientos de hombres rata, el festín de los
paladines del Caos fue enorme, persiguieron y masacraron a todos los skavens que
pudieron.
Matthias Leitner entendió lo
que ocurría cuando al día siguiente contempló los cuerpos de humanos y skavens,
el fin de lo conocido estaba cerca, debía avisar a todos los hombres de
Hochland para que se preparasen para defender su tierra del mal, porque no serían
las únicas razas que aparecerían pronto en estos días, esa grieta iba a atraer
a criaturas de todo el mundo. Sacó su pistola, la contempló y revisó si estaba
cargada, a partir de ahora debería estar todos los días preparada para el
combate.
Hay que reconocer que os lo pasáis bien. :D
ResponderEliminarDe eso se trata, de pasarlo bien y tener excusas interesantes para jugar y pintar :)
EliminarMe encantan los informes de batalla "novelados", os ha quedado muy bien, y la partida parece que estuvo interesante. ¡Qué siga!
ResponderEliminarUn saludo
Espero que la campaña te guste, porque va a ser laaaarga :)
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