Adom: golpe de fe parte 1


Un pequeño grupo de hermanas de batalla se dirigía hacia uno de sus santuarios en una ciudad colmena de Chesniv, aparentemente un lugar donde la fe hacia el emperador se mantenía firme...Aun así los conflictos de aquel planeta hacían de él un lugar peligroso en cualquier rincón inhóspito.


Anabel había recibido instrucciones de la canonesa para poder reclutar tropas en aquella zona, su contacto del Adeptus Sororitas se llamaba Samantha y la vieron desde lejos en lo alto las escaleras que daban acceso al templo, aquel edificio se hacía hueco entre muchos otros como podía, un mar de rococemento cubría las distintas estructuras de un barrio con estructuras góticas del adeptus administorum. Samantha saludo discretamente a sus hermanas, llevaba tiempo deseando ver refuerzos en una zona donde eran minoría y su voz no tenía tanta fuerza, la voz de las hijas del Emperador...

Cuando el sequito de hermanas de batalla subió las escalinatas fueron presentadas a Samantha y un acolito que serviría de guía llamado Arkem, todo fue muy cordial y a continuación se invitó a entrar en el templo para tratar de los temas que habían reunido allí a los dos grupos. Todo prometía grandes planes para el futuro.


La fachada en frente al templo comenzó a llenarse de siluetas en cada hueco y ventana que había, de ahí emergieron varios cañones de armas automáticas, seguramente de mala calidad, pero que matarían a sus objetivos si los impactaban, de eso no quedaba duda. Una oleada de disparos, ruidos y explosiones empezaron a caer en la fachada del templo, las hermanas de batalla que no fueron impactadas se lanzaron a ponerse a cubierto. Todo fue un caos en cuestión de segundos.

Tras los ruidos, la gente huyendo, los heridos lamentándose, todo paro durante unos segundos, hasta que las pisadas y los gritos de la defensa planetaria andaban cerca corrió a socorrer a las víctimas. Esto fue una recompensa para los atacantes que volvieron a gastar sus balas contra los indefensos agentes que se cubrieron como pudieron en los escudos de protección, varios cayeron pero consiguieron ir hacia las escaleras del templo, donde empezaban a responder al fuego junto a las hermanas de batalla.

Samantha se agitaba en el suelo, frustrada por el mareo que tuvo al recibir cerca una explosión, sus oídos aun pitaban, miro a Arkem y estaba muerto, en el suelo, con los ojos cerrados, su ira explotó de un momento a otro y cogió su espada sierra para cargar hacia los enemigos, pero Anabel la agarró del brazo y la hizo entrar en razón: te necesitamos viva hermana.-la mirada de determinación de la mujer hizo que Samantha entrara en razón y volviera a la realidad, cogió su pistola que llevaba al cinto y comenzó a disparar hacia la fachada agujereada del otro edificio.

Tras unos minutos de tiroteo las fuerzas se habían igualado, las hermanas de batalla eran mejores tiradoras y habían abatido a los enemigos que se asomaban en las ventanas, pero aun así una horda de ellos salió por varias puertas de los edificios cercanos y cargo como fanáticos hacia ellos, eran demasiados, parecían cultistas del Caos... ¿pero de donde habían salido tantos herejes en una ciudad de culto imperial?-se preguntaban Anabel al presenciar lo que seguramente sería su última batalla.


Las hermanas de batalla se lanzaron escaleras abajo hacia los herejes en una carga desesperada, mientras las pocas tropas de los Halcones Negros disparaban para darles cobertura. Uno de los agentes disparaba sin acierto alguno, su mirada se estaba nublando viendo ese mar de cabezas que se lanzaban como un turba hacia ellos, serian masacrados, destruidos. ¿En nombre de quién? del maldito Adom, los dioses de la disformidad o quizás los propios cultistas más radicales del Emperador, estaban viviendo una época irracional que era espeluznante.


Cuando iban a llegar a las escaleras todos los humanos se quedaron bloqueados, mientras las hermanas de batalla empezaron a matar a todos sus rivales cercanos, pronto se dieron cuenta de que ninguno se movía pese a que los cercenaran con sus armas, los agentes que disparaban desde lo alto de la escalera pararon de hacerlo, ¿qué estaba pasando?-se preguntaron todos interiormente.

Una figura se encontraba en lo alto del edificio, vestido con una capa inmensa que lo tapaba casi por completo, parecía un fantasma. De repente hizo un movimiento de bastón y todas las personas que pertenecían al culto cayeron al suelo, estaban muertas. La figura levitó desde la azotea hasta el suelo y comenzó a caminar hacia Anabel.


¡El vagabundo!-grito un agente aterrado y todos se metieron en el templo, al ver esa reacción todas las hermanas de batalla los siguieron y cerraron la puerta presas del pánico. Un poderoso psíquico estaba cerca suyo y no tenían armas suficientes para exterminarlo, debían encontrar a Nathael Lux.

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